vandalismo organizado



Una negra por el demonio sacudidaQuiso en un niño triste gustar de nuevos frutosY criminales bajo su veste agujereada.Esta voraz prepara sus trabajos astutos;Con su vientre compara los airosos pezonesY allá donde la mano no consigue ascenderEleva el golpeteo sordo de sus taconesComo una rara lengua torpe para el placer.Contra la desnudez miedosa de gacelaQue tiembla, sobre el dorso, como un gran elefanteEnajenada aguarda y se admira y encelaY ríe con sus dientes ingenuos al infante.Y entre sus piernas donde su victima se acuesta,Bajo la crin la negra piel abierta al azar,La extraña boca su paladar manifiestaPálido y rosa como un caracol de mar.